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lunes, 10 de enero de 2011

LET ME TELL YOU OF THE DAYS OF HIGH ADVENTURE

Escupo sobre el estado del bienestar. Una frase dura para empezar, para enganchar al lector, una pequeña patada en la boca, que no hace daño pero espabila. Escupo sobre el estado del bienestar. Reiteración, bien, bien, vamos bien, aunque nos estemos retrasando vamos bien. Escupo por tercera vez sobre el estado del bienestar, el estado del bienestar -y arranco- es el estado del aburrimiento, del tedio, no sé a qué viene tanto alboroto ni tanta ansia. Occidente concibe el bienestar como una monótona ausencia de riesgos vitales, como una repetición del mismo día una y otra vez, Cheerios a las 7.13, señor con cabeza de Zeppelin a las 7.28, Let it be versión peruana a las 8.05, me seguís, me seguís. Sois listos, un aplauso para mis lectores. ¿nadie? ¿ni siquiera estás aplaudiéndote tú mismo? claro que no, porque eso sería ridículo y hemos dicho que sois listos. Pero no me distraigáis.


En definitiva el estado del bienestar no supone más que una aceleración en la percepción del paso del tiempo donde todos los días se acaban convirtiendo en el mismo y van pasando sin pena ni gloria hasta que un día, ese único día al fin y al cabo, te sale pelo en las orejas y caes muerto de un infarto derramando el agua del vaso de tu dentadura postiza sobre el alicatado. El estado del bienestar es la muerte en persona, vamos, en estado, bueno, ya sabéis lo que quiero decir así que no me vengáis con monsergas.

¿Qué espacio le queda a la aventura, a la sorpresa, a lo desconocido? ¿Dónde se esconden en nuestro querido estado del bienestar? En la ficción, sólo en la ficción podemos escapar un poco de nuestro querido bienestar y quitarnos el moho de los huesos y de los ojos. Como mucho algunos LOCOS se aventuran en la naturaleza a practicar deportes de riesgo, deportes de riesgo con medidas de seguridad estudiadísimas para que no haya accidentes, de forma que el único riesgo que corren es el de ser unos malditos HIPÓCRITAS.

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Basta ya de vivir aventuras por delegación en las bibliotecas y en las salas de cine, abandona el camino social-alquitranado y HAZTE PIRATA. Y no de esos piratas posmodernos, no, no, pirata de los de loro, sable, pata de palo y escorbuto. Surca los siete mares, aborda cruceros de lujo, emborráchate hasta caer por la borda, amanece cada día en un puerto distinto con una enfermedad venérea más sorprendente que la anterior y vive, VIVE. ¿Para eso necesitaríamos una máquina del tiempo?, no, no, hoy en día hay piratas, puede que no en estas latitudes, pero yo le acabo de mandar una carta a la embajada de Somalia para pedirles información y enrolarme en su gloriosa tradición naval.

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Asunto: I WANNA BE A PIRATE, A PIRATE I WANNA BE

Hola, me gustaría obtener información acerca de cómo convertirme en pirata en Somalia. No sé si tienen ustedes una universidad para piratas o es una titulación de grado medio. He leído los Viajes de Gulliver y La Isla del Tesoro, así que los fundamentos básicos los tengo y a lo mejor podría convalidar algo. En realidad sólo necesitaría un breve cursillo de natación y de nudos. Llevo unos meses desayunando grog así que eso tampoco sería ningún problema.

¡Muchas gracias!

Atte: Harley Threepwood.

sábado, 30 de enero de 2010

The Masters of the CTRL+uniVerse: Una epopeya laboral en los tiempos modernos

Es hora de que me confiese. Incumpliendo uno de mis principios vitales más esenciales he estado trabajando durante los últimos cuatro meses. Pero no os alarméis mis queridos lectores, lo he hecho por una buena causa, por la única causa que merece la pena trabajar, ¿El dinero? no, ¿Seguro dental-Lisa necesita un aparato? no, ¿conseguir una cesta de Navidad? no, bueno, sí, pero también y sobretodo por EL ABSURDO.
Y es que he estado empleado en uno de los trabajos más estúpidos y alienantes imaginables. Solamente superado, quizás, por los trabajos de feriante y granjero de avestruces. Yo he sido GRABADOR DE DATOS.

Así dicho no suena nada especial, hasta suena a un trabajo de un tecnofuturo no muy lejano. Pero en realidad consiste en copiar datos de una base de datos y pegarlos en otra base de datos, todo el rato, todo el día, ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v.
Cualquiera pensaría que este trabajo lo hacen ordenadores o robots, pero no. Lo hace gente. Después de unas semanas copiando y grabado datos entendí por qué: los robots que inicialmente habían sido diseñados para la grabación de datos se habían suicidado cómo única vía de escape al aburrimiento.


¡Necesito datos! ¡Necesito Datoooos!


Una vez pasada la inicial etapa de estupor que supone llegar a comprender que te van a pagar dinero de verdad por hacer una imbecilidad de ese calibre empiezas a hacerte preguntas, preguntas peligrosas. Mi trabajo consistía en pasar datos de una base de datos A a una base de datos B. Duda número 1, ¿por qué la empresa no utiliza directamente la base de datos A y se deja de mierdas de gastarse miles de euros cambiando los datos de sitio?. Duda número 2, surgida a partir de que nos instalaran un programa que contenía la base de datos A y que hacía más rápido copiar y pegar los datos a la B, si han sido capaces de pasar los datos de A al programa intermedio de forma automática ¿Por qué no los pasan también a B automáticamente?

Tras una investigación laboriosa y fundamentalmente ficticia he llegado a tres posibles respuestas a estos interrogantes:

a) Respuesta basada en que aún perdura en nosotros algo de ese pensamiento infantil que te hace creer que tus padres, y por extensión, todos los adultos son una especie de semidioses de inteligencia infinita capaces de arreglar todo y te niegas a creer que en realidad el mundo adulto se rige por el azar y la más profunda de las estupideces. De modo que no hay respuesta a las dudas de ahí arriba más allá de que todo el mundo es imbécil.

b) Por algún enrevesado e incomprensible birlibirloque fiscal suponíamos una ventaja financiera a la empresa que nos contrataba, así que se habían inventado un trabajo irreal y nos tenían pasando datos de mentira de un sitio a otro. Esta teoría cobra fuerza si nos atenemos a los nombres sospechosamente falsos de algunas de las personas cuyos datos grabábamos.

c) En realidad formábamos parte de un experimento psicológico en torno a los límites de la cordura humana. O, lo que viene siendo lo mismo, una apuesta entre dos sórdidos psicólogos acerca de cuándo y cuál de los trabajadores se volvia loco primero. Al mes y pico de trabajar allí copiaba y grababa datos escuchando la banda sonora de Conan a todo trapo en mi mp3. Espero que alguien se haya hecho rico a mi costa.



¡POR CROM!

Más aventuras laborales en próximas entregas