sábado, 18 de diciembre de 2010

Vida extraterrestre


Hace unas semanas la NASA anunció que había hecho un hallazgo revolucionario que podría acabar llevando a encontrar vida extraterrestre. Dijeron que darían una rueda de prensa al día siguiente aclarando el tema, así, a lo Sálvame, permanezcan en antena durante los comerciales y a continuación les contaremos qué es esa mierda que hemos encontrado. No se vayan, enseguida volvemos. ¿A qué vino esa espera? ¿No podían decirlo todo la primera vez? ¿A qué juegan? ¿Qué se están guardando ahí debajo de la manga? No me fío.


Y todo para que al final nos cuenten que han encontrado unas bacterias en CALIFORNIA capaces de vivir en arsénico. Y ahí es a lo que voy, ese, ese es el punto al que me quería acercar, a lo bacteriano, a lo microscópico, a la decepción que supondrá el hallazgo de vida extraterrestre. No nos imaginemos seres monstruosos con tentáculos telequinéticos ni movidas tan sci-fi. Encontrarán un paramecio, un protozoo, una cosa ridícula y nos venderán la moto de que es la repanocha y súper impresionante. Y tendremos que seguirles el juego joder, tendremos que hacerles la cama y tragarnos su órdago porque ellos son los científicos de bata blanca y cualquiera les discute nada, con esa inmaculada vestimenta que ni siquiera puedes mirar directamente porque te deslumbra. No, no. El hallazgo de vida extraterrestre va a ser una cosa muy jodida, por mi que dejen de buscar, que no me quiero llevar ese chasco.

También está el tema de que si al final encontramos vida extraterrestre inteligente van a venir muy cabreados, muy, muy dolidos con los concursos de Miss Universo. Eso no se hace joder, ya hemos empezado con mal pie, ninguneándolos. Mal joder, mal.

martes, 14 de diciembre de 2010

Disparando a vacas

Una empresa propone una actividad extralaboral a sus trabajadores para fomentar el compañerismo entre ellos, a lo americano, a lo Google. En pleno éxtasis buenrollista hasta dejan a los empleados elegir la actividad pero pronto se forman dos bandos irreconciliables. Como es imposible ponerse de acuerdo de otra forma se opta porque la decisión se tome en una votación.

En las siguientes semanas hay una precampaña feroz durante la que todos abandonan sus labores, nadie da un palo al agua. Los dos bandos intentan inclinar la balanza hacia su lado convenciendo o sobornando a sus rivales, pero no hay manera: La brecha es absoluta. El gerente de la empresa empieza a sentirse una especie de Lutero accidental del siglo XXI, ridículo, intenta poner paz pero es imposible, los empleados separan las mesas y empiezan a cometer serias negligencias para comprometer a sus enemigos.

El día de las elecciones el clima es irrespirable. El resultado: un previsible empate. Aún así ninguno de los dos bandos da su brazo a torcer, ni siquiera cuando el gerente acepta realizar las dos actividades por separado saliéndose del presupuesto, SALIÉNDOSE DEL PRESUPUESTO. No, todos quieren ver a sus rivales jodidos, puteados haciendo aquello que no querían hacer. Y desde luego no se fían de que una vez realizada una primera actividad sus promotores vayan a quedarse a hacer la segunda. No llevan días escupiéndose en el café mutuamente sin haber aprendido nada. Solo queda una opción. Nace el capea-paintball. Como el paintball normal pero teniendo que hacer malabares con un capote mientras llevas la pistola de pintura e intentas torear a las numerosas vaquillas que corretean por el recinto a la vez que tratas de disparar al resto de participantes. Les cuesta convencer a los dueños de las vaquillas y a los del recinto del paintball pero el gerente lo paga encantado con tal de olvidarse de una vez del tema. Tiene lugar una vorágine de cuernos, pintura, lágrimas y zapatillas embarradas.

La experiencia es tan catártica que todo el mundo vuelve a sus puestos como si nunca hubiese existido ninguna rivalidad. Han compartido una experiencia límite juntos que crea un vínculo permanente entre todos ellos.

Un éxito impredecible que el gerente estaría aún hoy celebrando de no haber muerto por una cornada en el bazo que se complicó a causa de una infección por dicromato.

martes, 7 de diciembre de 2010

El derecho a la locura.


Hace unos días en la cola del supermercado delante de mí había un señor mascullando de mal humor un monólogo interior ininteligible, masticando cada palabra como muy fuerte, trabajándose unos sujetos y unos predicados muy correosos que amenazaban con ir a la huelga y hacerse bola. La señora que él tenía delante debió de pensar que hablaba con ella y viendo que el señor sólo llevaba unos pocos artículos le ofreció pasar delante. Lejos de agradecérselo el tipo se molestó muchísimo al perder el hilo de sus pensamientos e indignado y altivo le hizo saber a la señora que no estaba hablando con ella, que estaba hablando solo. Sin ninguna vergüenza, al contrario, con orgullo, el señor reconoció delante de unos 10 extraños que estaba hablando solo. No es que los demás no nos hubiésemos dado cuenta ya, pero normalmente cuando alguien habla solo lo hace de una manera inconsciente, y cuando se da cuenta de que lo está haciendo le da reparo y lo deja.


Éste señor, llamémosle héroe, éste héroe no se doblegó ante la censura que la sociedad impone a los locos, a los que pretende esconder debajo de la alfombra, a los que no permite cruzar demasiado al otro lado, a los que exige que disimulen sus enfermedades mentales mientras anima a las personas con enfermedades físicas a exhibir obscenamente sus dolencias, a que nos restrieguen por la cara sus tumores, sus heridas purulentas y sus ojos vagos. Ese adalid en pro de los derechos de los enfermos mentales se levantó en la cola del supermercado y dijo "Hasta aquí hemos llegado", o lo habría dicho de no haber seguido inmediatamente después del incidente con su perorata interna. Es una pena que este tipo de revolucionarios suelan ser tan poco constantes, pero su mensaje quedó ahí y desde este blog quiero coger el testigo y proclamar a los cuatro vientos (o cinco, ¡o seis!, que hoy estamos que lo tiramos) el derecho a la locura, si alguien te dice que le han operado de apendicitis tú le dices que tienes agorafobia, cáncer, trastorno bipolar, pies planos, esquizofrenia, diabetes, hipocondría.

Que nadie censure tu enfermedad, que nadie se atreva, que estás muy loco.


domingo, 5 de diciembre de 2010

Matemáticamente probable-Socialmente cuestionable

En la infinitud del universo, en algún recóndito lugar-momento del espacio-tiempo dos personas se cruzaron-cruzan-cruzarán por la calle y se produjo-produce-producirá esa situación de duda ridícula, ese amago en el que uno intenta ir hacia un lado pero el otro hace lo mismo y entonces ambos intentan rectificar pero rectifican como lo haría su reflejo en un espejo y vuelta a empezar. Pero en este recóndito lugar esto no ocurriría dos o tres veces sino para siempre. En ese imposible probabilístico dos personas quedarían atrapadas en un absurdo que la estadística descarta muy a la ligera.

Al principio las dos personas se odiarían. Su enemigo, porque al principio sería considerado un enemigo, le ha arrancado de su vida, le impide seguir su camino, bloquea su avance literal y figuradamente. Puede que incluso llegasen a intentar agredirse, pero sus puños chocarían irremediable y futilmente. Con el paso de los meses, de los años, se irían acostumbrando el uno al otro, aceptando su destino, inevitable, insalvable, envejeciendo juntos y justo al final uno tendría la suficiente confianza con el otro como para hablar.

-Voy a ir por la izquierda.
-Vale.

Y ambos darían su último paso, pero por fin certero, antes de caer muertos al suelo.


viernes, 3 de diciembre de 2010

Simiopatía


En realidad todo esto comenzó sin demasiada justificación, no pensé mucho en qué nombre le pondría al blog, acababa de leer El almuerzo desnudo y me pareció que el concepto de simiopatía que allí describe Burroughs era divertido y encajaba con la idea del blogger irascible y asocial que pretendía encarnar.

-Personas que creen que son monos.- qué gracioso me dije a mi mismo sin poder prever lo que pasaría pocos años después en el metro de Madrid.

El metro de Madrid abarrotado de gente refugiándose del frío. La colección de de invierno del Zara entrando y saliendo por esas puertas de nave espacial hasta que llegó ella, una mujer bajita, feúcha, tiritando de frío que vino a situarse a mi lado, debajo del brazo con el que me agarraba a una de las barras del vagón. Enseguida me fijé en su pelo, su pelo grasiento y negro como si se hubiera peinado con betún, su pelo asombrosamente sucio, pelo del medievo o de algún otro tiempo sin champú o agua corriente, pelo venido de otra época, viajes en el tiempo capilares, una vorágine de imágenes surreales que me marearon. No podía dejar de mirar esa cabeza que tenía apenas a unos centímetros de mi brazo, al alcance de mi mano, sin que su dueña lo supiera, sin que pudiera ser consciente en absoluto de lo que pasaba en MI cabeza. Ese ansia inmediata, esas ganas irrefrenables de tocar ese pelo, esa mata mugrienta y apelmazada, de sentirla entre mis dedos y entre mis uñas. De desparasitar a esa mujer desvalida y muerta de frío. Una involución milenaria súbita, unos instintos primarios aletargados que volvían a mi como si nunca se hubiesen ido. Sólo con deslizar un poco mi mano, como en un descuido podría llegar a tocarlo y a lo mejor solo con rozarlo un poco ya valía para calmarme. No, sabía perfectamente que no, que si lo tocaba iba a ser peor, si lo tocaba tendría que seguir y tendría que enfrentarme a las miradas desaprobatorias de todos los pasajeros, incluso a la mirada de rechazo de la mujer a la que pretendía ayudar.


Cuando me bajé del metro, varias paradas antes de mi destino, aún estaba salivando y temblando de nervios. Pero lo había conseguido, había vencido al mono que todos llevamos dentro, había vencido a la simiopatía y para celebrarlo me bajé los pantalones en medio del andén, me cagué en las manos y arrojé el resultado contra los cristales del metro que ya volvía a arrancar.

-Vaya... otra vez lo haré mejor.- Me dije mientras me arremangaba los pantalones y salía al frío.

PD: A este paso voy a renombrar el blog al "Rincón de la mierda". De nuevo un post escatológico, y en esta ocasión por sorpresa, a última hora, Directed by M. Night Shit-amalan. ¿Todo el post ha sido una excusa barata para colaros este juego de palabras lamentable? Nunca lo sabréis (Sí).

PD2: ¿Os habéis fijado en que en las películas de temática medieval los personajes protagonistas y los secundarios suelen tener el pelo razonablemente limpio mientras que los pelos de los extras siempre están asombrosamente mugrientos?