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miércoles, 11 de enero de 2012

Te emocionarás como la primera vez

Ese es el eslogan con el que anuncian la nueva novela de Carlos Ruiz Zafón -aka CRZ-. 'Te emocionarás como la primera vez', uf, aquí hay mucha madeja. ¿Como qué primera vez? ¿Como la primera vez que leíste una novela de Zafón? ¿Están reeditando su primera novela para garantizarse esa misma emoción? Porque si es una nueva novela no dicen que te vayas a emocionar tanto como la primera vez, ni más que la primera vez. No, no, te están asegurando un emocionamiento equivalente, un reflejo de una emoción pretérita, un truco de magia muy jodido de calibrar, un equilibrio imposible, una obra tan pensada, TAN LOCA, que si mueves una sola coma se va todo a tomar por el culo y el Edificio Planeta amanece en llamas prendido por fans descontentos.

La otra opción es que te prometan que te vas a emocionar como la primera vez, pero como la primera vez en general, como la primera vez que te emocionaste en toda tu vida. Esto ya se pone raro. No sé, ¿os acordáis alguno de cómo os emocionasteis la primera vez? Igual ni siquiera fue para tanto. Igual te prometen que te vas a emocionar como la primera vez, lo cumplen, encima los HIJOSDEPUTA lo clavan, pero es una emoción de baja intensidad y ni siquiera le puedes prender fuego a nada.

domingo, 9 de octubre de 2011

La caída de Sor Angelina

En todo el convento de Ramesca no había crucifijo que brillara como el de Sor Angelina, por mucho que el resto de hermanas lo intentaran -ayudadas incluso por la propia Angelina en su infinita y odiosa generosidad- ninguna conseguía los mismos resultados. Ocurría exactamente igual con sus almas: La de Angelina brillaba por encima del resto. Alguna novicia llegó a asegurar que había visto un halo sobre su cabeza. Alguna novicia fue castigada con una severa azotaina por blasfema; por blasfema y por poner de manifiesto la ya de por si hiriente superioridad de Angelina.

El hecho de que no existieran los premios a monja del año no impedía que en el convento hubiera una envidia silenciosa hacia Sor Angelina. El resto de hermanas ansiaban su caída, pero precisamente esos pecaminosos deseos las situaban cada vez más lejos del altar en el que la hija pródiga del convento parecía haberse instalado a perpetuidad.

De entre todas las hermanas la que sentía una animadversión más agria hacia Angelina era la madre superiora, una anciana de rostro inescrutable cuyo nombre completo se había perdido como también se perdió su paciencia el día en el que Angelina recibió una carta del obispo reconociendo su labor. Como si fuera poco que el obispo la ninguneara de aquella forma junto a la carta venía una caja de huesos de San Expedito, ¡Con lo que le gustaban a ella los huesos de San Expedito!. Sin duda nadie sufrió como la madre superiora para rechazar los dulces cuando -¡Cómo no!- Sor Angelina se los ofreció a todas. Sin embargo ese sufrimiento se vio compensado varias horas después.

Con las uñas clavadas en la porcelana del borde inferior del retrete Sor Angelina rogaba porque el nuevo 'advenimiento' no la propulsara contra el techo. Ya llevaba más de una hora encerrada en aquella cárcel blanca y estaba segura de que su escandalosa gastroenteritis no habría pasado desapercibida. A menudo había deseado que Dios la pusiera a prueba de alguna forma para poder demostrar su fe inquebrantable pero no de aquella forma, no de una forma tan secular, tan terrenal, tan sucia. Pero lo peor no era eso, lo peor es que ni siquiera estaba pasando la prueba. ¿Con qué estaban hechos esos huesos de San Expedito? Era insufrible, no sabía cómo era el infierno pero estaba casi segura de que no ardía tanto. ¿Y lo de la eternidad? Bueno, aquello tampoco parecía irse a acabar pronto. Ya no tenía muy claro dónde había más cantidad de Sor Angelina, si encima o debajo del retrete, sentía como si su cuerpo se estuviera derramando sin control hasta que finalmente fracasó. No pasó la prueba. A pleno pulmón y entre lágrimas de desesperación le rogó a Diós que aquello parara.

Cuando cinco horas después consiguió salir del baño la sonrisa con la que le recibió la madre superiora y su fingida preocupación no le afectaron en absoluto. Tenía otras cosas en las que pensar, para ella Diós había muerto aquella misma tarde.

domingo, 5 de junio de 2011

El bigote fantasma


¿Habéis visto a Aznar últimamente?, bien, miradle atentamente ¿No notáis nada raro? No, claro que no lo notáis, nadie lo nota, pero ya no tiene bigote, YA NO TIENE BIGOTE. Aznar no tiene bigote y nadie lo ve. Entre su nariz y su labio superior hay un erial paralítico que el subconsciente colectivo sigue llenando de pelo. Se ha producido un fenómeno como el de los miembros fantasmas de los amputados pero al revés. Los amputados siguen notando el miembro que les falta y nosotros seguimos notando el bigote que le falta a Aznar.


Aunque no sé si a él le pasará lo mismo, a lo mejor él también sigue viendo su bigote. Joder, eso sería terrible, estaría todo el día afeitándose, muy obsesionado, pasándose la cuchilla muy fuerte, Ana Botella preocupadísima porque a su marido se le está yendo la cabeza de cojones, bueno no, que va a estar preocupada, ella también vería el bigote fantasma y a lo mejor hasta le ayudaría a afeitarse. Menuda pesadilla, acabaría arrancándose el labio superior.

Yo creo que si se arranca el labio superior y deja al aire la piñata con un buen tramo de encía el horror sustituirá al miembro fantasma y se acabará ese espejismo diabólico. Sería algo asqueroso pero comprensible, algo tangible y no un puto juego espectral desconcertante. Habría que estar muy loco ya para seguir viendo ahí un buen bigote en vez de ese atisbo repugnante de calavera y muerte.


sábado, 9 de abril de 2011

Pégale al suelo.

Esa cosa tan humana, te tropiezas y miras atrás a ver por qué ha pasado, miras al suelo buscando explicaciones. Un pequeño click, un 'ir más allá'. Enfadarte mucho con el suelo, le insultas, te tiras encima de él y le arreas unos buenos puñetazos, hasta que te sangran los nudillos depellejados. Morder el suelo. No por un bordillo a lo fácil, atacando una zona asible, no, muerdes el suelo en su parte plana, los 180º de suelo, tienes que abrir la boca hasta el infinito, estás tan enfadado que lo consigues, te crujen las mandíbulas como si partieras nueces y abarcas el suelo muy fuerte, se te incrustan los dientes en las encías. Mucha sangre y cemento.

Y ni siquiera es una cosa pasajera, una enajenación, no, no, aquí no te levantas y te ríes excusándote 'jeje perdón, se me ha ido la olla', este es un enfado serio, con rencor. Luego vas hablando mal del suelo, vas intentando poner a la gente en su contra, malmetiendo.

adam west floor sign wet floor


domingo, 13 de marzo de 2011

Pesadilla cosmética.

Después de mucha crema exfoliante, mucho aloe vera, mucha baba de caracol, no sé, después de mucha neurosis con el tema una mujer consigue tener las manos completamente suaves, el nivel máximo de suavidad, un 100%, un absoluto. Pero el destino se ríe en su cara, sus manos ahora tienen un índice de rozamiento 0 y es completamente incapaz de coger nada, todo le resbala, sus manos son tan suaves que son completamente inútiles, no puede coger ni una puta taza. Se tiene que inventar pequeñas liturgias siempre que quiere coger algo, mojar las manos en agua y meterlas en un cubo de arena para rebozarlas para que así ofrezcan algo de resistencia, encima tiene que hacerlo rapidísimo porque sino el agua se le escurre. En la teletienda ni siquiera le avisaron de que eso pudiera pasar y los lleva a juicio. Va al juzgado con sus dedos de croqueta sosteniendo un maletín. En el maletín ni siquiera lleva nada, sólo lo lleva para mostrar su drama. Es una farsante desde el principio. ¿A qué venía esa obsesión con suavizarse tanto las manos?

domingo, 20 de febrero de 2011

The Game


En anteriores posts ya me he quejado y he propuesto soluciones al principal horror de la sociedad moderna: Ser increíblemente aburrida y carente de emociones. Es la hora de añadir la zanahoria al muñeco de nieve de esa reflexión.

Por si fuera poco drama que nuestras vidas tengan una inclinación terrible al tedio la mayoría de cosas que nos ocurren son incontrolables. Esto en principio podría ser divertido e incluso emocionante, el miedo a lo desconocido, ya sabéis. Pero no, los riesgos incontrolables de la modernidad son el cáncer, los accidentes de tráfico y que no funcione internet. ¿Qué tiene de emocionante el cáncer comparado con, por ejemplo, el ataque de un monstruo tentacular en el mar de los sargazos en el siglo XIX? ¿Y un accidente de tráfico? ¿Qué tiene de aventuresco morir por quedarte dormido al volante? Morir dormido, ¡dormido! mientras podríamos estar muriendo a miles, qué digo a miles, ¡a cientos de miles!, por ataques de bandidos en los caminos reales después de intensos combates a espada como ocurría antaño.

Esta falta de control lejos de proporcionarnos emociones lo que acaba trayendo es una despreocupación por nuestros actos y en definitiva más apatía y aburrimiento. Contra un pulpo gigante puedes liarte a espadazos, contra el cáncer sólo queda tumbarse en la cama y sufrir los efectos de la quimioterapia hasta morir tumbado en una cómoda cama. Si no te hubieras arriesgado tomando esa ruta, si hubieses puesto el barco al pairo, no te habrías adentrado en esa maraña ignota de algas, si hubieses sido más prudente a la hora de acercarte a la borda para intentar descubrir el origen de ese sonido burbujeante y si hubieses acertado con ese último mandoble el pulpo gigante no estaría ahora apunto de triturarte las costillas con su afilado pico. ¿Pero qué podrías haber previsto con el cáncer? ¿Qué podrías haber hecho? ¿Dejar de comer transgénicos? No. Absolutamente nada.

Pero no todo está perdido, la despreocupación debe ser reconducida, la despreocupación y la inconsciencia son los dos pilares sobre los que se construye la diversión. Si nuestros actos no tienen relaciones directas con sus consecuencias aprovechémonos de ello, generemos nuestros propios procesos de causa y efecto. Nuestros propios juegos. Dejemos que nuestra vida esté controlada totalmente por el azar. Si alguien dice determinada palabra en el transcurso de una conversación busca cualquier excusa para ofenderte e insultarle, bésala si se pone unos zapatos rojos, mata a la próxima persona que conozcas que se llame Pascual y no hables en las peluquerías bajo ningún concepto.



No puedes controlarlo, ríete de la vida a la cara, diviértete.


sábado, 18 de diciembre de 2010

Vida extraterrestre


Hace unas semanas la NASA anunció que había hecho un hallazgo revolucionario que podría acabar llevando a encontrar vida extraterrestre. Dijeron que darían una rueda de prensa al día siguiente aclarando el tema, así, a lo Sálvame, permanezcan en antena durante los comerciales y a continuación les contaremos qué es esa mierda que hemos encontrado. No se vayan, enseguida volvemos. ¿A qué vino esa espera? ¿No podían decirlo todo la primera vez? ¿A qué juegan? ¿Qué se están guardando ahí debajo de la manga? No me fío.


Y todo para que al final nos cuenten que han encontrado unas bacterias en CALIFORNIA capaces de vivir en arsénico. Y ahí es a lo que voy, ese, ese es el punto al que me quería acercar, a lo bacteriano, a lo microscópico, a la decepción que supondrá el hallazgo de vida extraterrestre. No nos imaginemos seres monstruosos con tentáculos telequinéticos ni movidas tan sci-fi. Encontrarán un paramecio, un protozoo, una cosa ridícula y nos venderán la moto de que es la repanocha y súper impresionante. Y tendremos que seguirles el juego joder, tendremos que hacerles la cama y tragarnos su órdago porque ellos son los científicos de bata blanca y cualquiera les discute nada, con esa inmaculada vestimenta que ni siquiera puedes mirar directamente porque te deslumbra. No, no. El hallazgo de vida extraterrestre va a ser una cosa muy jodida, por mi que dejen de buscar, que no me quiero llevar ese chasco.

También está el tema de que si al final encontramos vida extraterrestre inteligente van a venir muy cabreados, muy, muy dolidos con los concursos de Miss Universo. Eso no se hace joder, ya hemos empezado con mal pie, ninguneándolos. Mal joder, mal.

martes, 14 de diciembre de 2010

Disparando a vacas

Una empresa propone una actividad extralaboral a sus trabajadores para fomentar el compañerismo entre ellos, a lo americano, a lo Google. En pleno éxtasis buenrollista hasta dejan a los empleados elegir la actividad pero pronto se forman dos bandos irreconciliables. Como es imposible ponerse de acuerdo de otra forma se opta porque la decisión se tome en una votación.

En las siguientes semanas hay una precampaña feroz durante la que todos abandonan sus labores, nadie da un palo al agua. Los dos bandos intentan inclinar la balanza hacia su lado convenciendo o sobornando a sus rivales, pero no hay manera: La brecha es absoluta. El gerente de la empresa empieza a sentirse una especie de Lutero accidental del siglo XXI, ridículo, intenta poner paz pero es imposible, los empleados separan las mesas y empiezan a cometer serias negligencias para comprometer a sus enemigos.

El día de las elecciones el clima es irrespirable. El resultado: un previsible empate. Aún así ninguno de los dos bandos da su brazo a torcer, ni siquiera cuando el gerente acepta realizar las dos actividades por separado saliéndose del presupuesto, SALIÉNDOSE DEL PRESUPUESTO. No, todos quieren ver a sus rivales jodidos, puteados haciendo aquello que no querían hacer. Y desde luego no se fían de que una vez realizada una primera actividad sus promotores vayan a quedarse a hacer la segunda. No llevan días escupiéndose en el café mutuamente sin haber aprendido nada. Solo queda una opción. Nace el capea-paintball. Como el paintball normal pero teniendo que hacer malabares con un capote mientras llevas la pistola de pintura e intentas torear a las numerosas vaquillas que corretean por el recinto a la vez que tratas de disparar al resto de participantes. Les cuesta convencer a los dueños de las vaquillas y a los del recinto del paintball pero el gerente lo paga encantado con tal de olvidarse de una vez del tema. Tiene lugar una vorágine de cuernos, pintura, lágrimas y zapatillas embarradas.

La experiencia es tan catártica que todo el mundo vuelve a sus puestos como si nunca hubiese existido ninguna rivalidad. Han compartido una experiencia límite juntos que crea un vínculo permanente entre todos ellos.

Un éxito impredecible que el gerente estaría aún hoy celebrando de no haber muerto por una cornada en el bazo que se complicó a causa de una infección por dicromato.

martes, 7 de diciembre de 2010

El derecho a la locura.


Hace unos días en la cola del supermercado delante de mí había un señor mascullando de mal humor un monólogo interior ininteligible, masticando cada palabra como muy fuerte, trabajándose unos sujetos y unos predicados muy correosos que amenazaban con ir a la huelga y hacerse bola. La señora que él tenía delante debió de pensar que hablaba con ella y viendo que el señor sólo llevaba unos pocos artículos le ofreció pasar delante. Lejos de agradecérselo el tipo se molestó muchísimo al perder el hilo de sus pensamientos e indignado y altivo le hizo saber a la señora que no estaba hablando con ella, que estaba hablando solo. Sin ninguna vergüenza, al contrario, con orgullo, el señor reconoció delante de unos 10 extraños que estaba hablando solo. No es que los demás no nos hubiésemos dado cuenta ya, pero normalmente cuando alguien habla solo lo hace de una manera inconsciente, y cuando se da cuenta de que lo está haciendo le da reparo y lo deja.


Éste señor, llamémosle héroe, éste héroe no se doblegó ante la censura que la sociedad impone a los locos, a los que pretende esconder debajo de la alfombra, a los que no permite cruzar demasiado al otro lado, a los que exige que disimulen sus enfermedades mentales mientras anima a las personas con enfermedades físicas a exhibir obscenamente sus dolencias, a que nos restrieguen por la cara sus tumores, sus heridas purulentas y sus ojos vagos. Ese adalid en pro de los derechos de los enfermos mentales se levantó en la cola del supermercado y dijo "Hasta aquí hemos llegado", o lo habría dicho de no haber seguido inmediatamente después del incidente con su perorata interna. Es una pena que este tipo de revolucionarios suelan ser tan poco constantes, pero su mensaje quedó ahí y desde este blog quiero coger el testigo y proclamar a los cuatro vientos (o cinco, ¡o seis!, que hoy estamos que lo tiramos) el derecho a la locura, si alguien te dice que le han operado de apendicitis tú le dices que tienes agorafobia, cáncer, trastorno bipolar, pies planos, esquizofrenia, diabetes, hipocondría.

Que nadie censure tu enfermedad, que nadie se atreva, que estás muy loco.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Encuentros en la tercera mierda


Hace días, semanas y también meses andaba yo caminando por mi querida Villa admirando sus numerosas y prometedoras obras. Despreocupado, dejé que la pasión arquitectónica inflamara mi espíritu y las imágenes de las futuras construcciones terminadas fueron desveladas a mi imaginación.

Una megalópolis futurista iba irguiéndose a mi paso, con cristaleras de reflejo tan nítido que atrapaban hasta el último átomo de la creación y asfaltos planos y negros como el fondo de una sartén recién comprada. En plena fantasía faraónico-delirante vi a unos cincuenta metros por delante de mi a otro ciudadano que atravesaba conmigo uno de los múltiples andamios de Madrid (que junto al metro evitan -sabiamente- que nos roce la cancerígena luz del sol). De inmediato supuse que al igual que yo este otro ciudadano estaría disfrutando con las maravillas de una gestión de obras públicas brillante. Vi como miraba hacia un lado, y hacia otro admirando la capital del reino y hasta me pareció que se agachaba para realizar lo que yo interpreté como una genuflexión para reverenciar una baldosa particularmente bien alineada con la acera.

¡Qué error!, el ciudadano no se inclinaba sobre la baldosa para rendirle la merecida pleitesía, nada más lejos de eso y dándome la espalda, se bajó los pantalones y comenzó a defecar. Horror de horrores. Arrancado bruscamente de mi sueño de construcciones ciclópeas me encontraba de pronto en una pesadilla escatológica. Atrapado entre los hierros del andamio y con un bulbo rojo de toxicómano palpitando y babeando mierda enfrente de mi las opciones no eran muchas.

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Dar la vuelta me obligaba a andar unos 400 horribles metros hasta conseguir salir del andamio y además me obligaba a dar la espalda al ciudadano en apuros con la inquietud de que pudiera asaltarme por la espalda solicitando papel higiénico (¿Es que no te sobra ni un cuadradito?). ¿Enfrentarme al horror, intentar pasar entre el andamio y su ano?, no, esa no era una opción, no por lo visualmente desagradable porque ya no me quedaba mucho más por ver, sino por lo socialmente incómodo. ¿Qué dices? ¿Qué haces? ¿Qué actitud muestras? ¿Saludas? ¿Elogias su obra? ¿Avanzas estoicamente pretendiendo que ya nada te impresiona como hace todo buen madrileño?. No. Los que me conocen saben que desde pequeño quise dedicarme profesionalmente a dos cosas: el ciclismo y el alpinismo. Y como a día de hoy no sé montar en bicicleta di rienda suelta a mi segunda vocación de una forma fugaz y retrepándome por el andamio pude escapar de la pesadilla con un mínimo de dignidad. Más bien poca.

martes, 16 de noviembre de 2010

El infierno es azul


Cualquiera pensaría que cuantas más veces se te ha estropeado y has arreglado un ordenador más rápido deberías de ser capaz de repararlo en el futuro. Mentira. MENTIRA PUTA. En realidad se produce un curioso fenómeno conocido como Curva de la desesperación del técnico informático. (O al menos a partir de hoy será conocido así) .

La cuestión es bastante sencilla:

-Cada vez que te dispones a reparar un ordenador, antes de resignarte a formatear, pruebas todas las majaderías que en el pasado te dieron resultado.
-Sin embargo ninguna de esas soluciones que funcionaron en su día funcionarán de nuevo. Y no lo volverán a hacer nunca jamás.
-Finalmente arreglas el ordenador empleando una nueva alternativa que de paso echa por tierra todas las bases de lo que creías saber sobre informática.

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De esta forma cada vez vas añadiendo más y más soluciones, pruebas, ideas, apaños, supersticiones y fetiches al proceso de reparación como un predicador loco que incluye nuevas y apocalípticas sentencias a su sermón demencial. (Nota: Frotar sangre de carnero en router).

Se concluye entonces que si el conocimiento informático de una persona tiende a infinito el tiempo que tardará en reparar tu ordenador también será infinito. Esto constata de nuevo la hipótesis de la felicidad de la ignorancia y nos anima a todos a consultar nuestras dudas sobre si actualizar o no la BIOS con nuestras abuelas.

NOTA: El otro día mi ordenador se reiniciaba constantemente y después de innumerables horas jugando al diagnóstico diferencial a lo Dr. House decidí formatear. Al final resultó que la tarjeta de red wifi era lo que hacía que se reiniciara. Ahora gracias a vuestra amada sociedad de la información vosotros también lo sabéis y cada vez que se os estropee el ordenador pensaréis: "A lo mejor es la tarjeta wifi" y no, no lo será. Porque como lo sea esto empezaría a convertirse en un blog educativo y ya sabéis lo que opino sobre la educación.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Consejo(rl) para Modernos

Porque ya no vale con fardar de que escuchas grupos islandeses que te acabas de inventar, porque ya no es suficiente con llevar gafas sin cristales, porque ser un moderno en un país de modernos ya no es tan fácil.

Y es que ser moderno es como un concurso oposición que gana aquel que haya visto más películas de Kiarostami pero que jamás ganaría el propio Kiarostami, es una competición con un número de plazas limitadas e Isabel Coixet se viene con la silla de casa. Para ser moderno de verdad tienes que ser más moderno que el de al lado y para eso hay que adelantarse, hay que verlas venir, hay que ser listo y ganarles de mano, hay que tirar la piedra y esconder la mano, hay que arriesgarse a hacer salida nula, en definitiva hay que estar al quite, a la que salta, a las duras y a las maduras.

isabel coixet, rincon del simiopata, moderna, gafapasta, sofáNo me quitaréis el sitio ni la cara de mongola.

Probablemente estéis pensando que mi consejo va a ser que os pongáis lentillas sin graduar para mostrar un VERDADERO compromiso con la modernidad, pues vale, también me parece una medida admirable. Porque lo de las gafas es una cosa más bien descafeinada, vale, llevas gafas sin necesitarlas ¿pero qué sacrificio por la moda estás haciendo?, Ninguno, ninguno auténtico, si no hay dolor no hay sacrificio. En cambio las lentillas se os doblarán por la parte interna del párpado, harán que os piquen los ojos, alguna vez os confundiréis y usaréis agua oxigenada para limpiarlas y viviréis un sinfín de aventuras completamente injustificadas y absurdas. Y de la misma manera que de vez en cuando os preguntáis qué estáis haciendo escuchando a Björk os preguntaréis por qué seguís llevando lentillas y yo os responderé: IL FAUT ETRE ABSOLUMENT MODERNE y os pegaré con el Cahiers du Cinemá en la cabeza por ese momento de debilidad.

Y después de este infinito preámbulo completamente desestructurado vayamos con mi consejo, precedido por supuesto, de otro preámbulo. Jódete Hitchcock.

La pista definitiva para romper con las tendencias y erigirte con el título de CAPITÁN UNIVERSAL DE LA MODERNIDAD me vino por dos vías. Por un lado la muerte de Michael Jackson y por otro la resurrección de Chimo Bayo gracias a La Hora Chanante. De pronto ambos se convirtieron en totems inviolables de la cultura moderna. La muerte purifica al pederasta y la nostalgia resucita al gañán. ¿Y qué gañán patrio tenemos por estos lares que ya se está quedando un poquito gagá?: Chiquito de la Calzada.


chiquito de la calzada, chiquito, calzada, fistros, matutano, años noventa, noventa, patatas, snacks¿Tuvo Jesucristo su propio snack con sabor a carne?

Moderno, no permitas que vuelva a pasar, no dejes que la parca te pille a pie cambiado como con Jacko, -recuerda el bochorno que pasaste cuando tuviste que ir a toda prisa a la fnac a comprarte el Thriller con ansias de necrófilo y descubriste que esos príncipes del gafapastismo te habían visto venir y habían subido 10€ todos los discos del rey del pop-. Empieza desde hoy a imitar a Chiquito de la Calzada, que luego nadie pueda decir que le imitas porque ha muerto COMO TODOS. Que nadie diga que te has subido al tren de esa moda cuando ya estaba en marcha. No, no, no, tú ya imitabas a Chiquito de la Calzada años antes de que muriera, tú te montaste en ese tren en su primera estación, qué cojones, tú construiste ese puto tren con tus propias manos y lo bautizaste como "El Expresorl sexuarl". Piensa que Chiquito de la Calzada ya tiene 78 años, no es que le desee la muerte, nada más lejos, pero aunque nos pese a todos no es inmortal, aceptadlo. Unos pocos años de incomprensión y miradas perplejas merecerán la pena, después puede que hasta Bimba Bosé te pida consejo para cortarse el pelo.

domingo, 31 de octubre de 2010

Barrancos Conversacionales

Tengo varios amigos que trabajan en un ciber. Para los neófitos en este aberrante submundo conviene aclarar que actualmente los ciber ya no son el negocio boyante que eran antaño. Los preadolescentes que se gastaban su paga en interminables sesiones de Counter Strike y Riskettos ya tienen conexión a internet en sus casas y ahora les aguantan sus madres.

A los ciber ya sólo van gente rara y turistas -y en ocasiones una espantosa combinación de ambas cosas-. De la gente rara que aún sigue acudiendo a los cibers hay una subespecie que se ha convertido en fuente de inagotables anécdotas para mis amigos. Hablo de aquellas personas que si bien tienen internet en sus casas hay ciertas cosas que no se atreven a consultar en la red desde sus hogares. Toda clase de pervertidos sexuales reptan babosos hasta las puertas de los cibers para que internet les provea de sus dosis de ultrapornografía. Una ultrapornografía tan avergonzante y socialmente censurable que no pueden permitirse el lujo de arriesgarse a consumirla en sus casas. Borrar el historial no es una medida de seguridad a la altura.


porn, bad boy, diskette, nerd, freak, empollón, simiopata, rincon
El ciber tiene dos plantas y actualmente rara vez hay más de tres clientes en total, de forma que cualquiera que suba al piso de arriba a conectarse a internet se tatúa con neón la palabra PERVERTIDO en la frente. Sí, tatuajes con neón, si no existen no es culpa mía.

De entre todos estos subseres de los que mis amigos me han hablado hay dos que me hacen especial gracia.

El primero es un chaval que sube a la planta del amor a ver vídeos de gordas, siempre de gordas, gordas desnudas, enseñando unas mamellas pantagruélicas. Mientras que a la vez consulta información técnica sobre trenes. Tetas enormes y trenes. Una combinación absurda, completamente demencial y de una perversidad infinita. Pezones como una galleta María y la velocidad máxima del Talgo(III) al pasar por Palencia mezclados en una suerte de fantasía sexual mecanicocárnica surrealista. Un personaje Berlanguiano del siglo XXI que encuentra en el ciber un refugio en el que dar rienda suelta su mente enferma.

El segundo personaje del que quería hablaros es un zoofilo que también frecuenta el piso de arriba del ciber. Caballos, vacas, perros, sin preferencias, mucho menos específico que el anterior pero siempre dentro del ámbito campestre. Lo verdaderamente asombroso de este caso es que un día viniera con un amigo. Con un amigo a ver vídeos de zoofilia. Los dos juntos. Codo con codo. A ver cómo un perro se follaba a una chica. Sin reirse. Sin hacer comentarios. Admirando juntos el material como una pareja normal admiraría el amanecer en un parque. Un amanecer rojo como la polla de un pastor alemán.


perro piscinaVotamicuerpo diversificando.


Esta anécdota enseguida me planteó una duda muy seria. ¿Cómo entras en contacto con alguien con el que quedar para ir a un ciber a ver vídeos de zoofilia? ¿De qué manera salvas el infinito barranco conversacional que va desde una charla sobre algo normal como 'qué tal está tu madre' a 'me gusta ver vídeos de animales follando con personas, compartirías esa afición conmigo'? No hay ninguna forma de llevar la conversación poco a poco a ese terreno. Simplemente no se puede, el barranco es demasiado ancho, tienes que saltar y saltar mucho, tienes que jugártela, pero no puedes jugártela porque el barranco también es demasiado profundo. Si pierdes lo pierdes todo. De todos los zoofilos que han intentado dar el salto para conseguir un partener con el que compartir sus delicados gustos probablemente estamos ante el único caso con éxito. El resto han caído y sus restos han sido sido empujados hacia la cuneta de la sociedad desde donde se han arrastrado maltrechos a la granja más cercana.

-Anda, no sabía que tuvieras perro.
-Sí, me gustan mucho los animales.
-Pero... ¿mucho?... ¿mucho?
-...MUCHO

Imagine me and you I do
I think about you day and night
It's only right
To think about the cow you love
And hold her tight
So happy together

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Análisis publicitario de periodicidad imprevisible: MICROCRISTALES

Cualquiera pensaría que anunciar una pasta de dientes con microcristales no fue una buena idea por parte de Colgate. Vender que vas a frotarte los dientes con una pasta que contiene pequeños e invisibles cristales capaces de incrustarse en tus encías y dejar el suelo de tu baño como el del ascensor de El Resplandor no parecía fácil.

resplandor, kubrick, sangre, ascensor, shinning, simiopata, rincon-Pues todavía tengo que pasarme la seda dental con anticoagulante.

Error. Nadie pareció darse cuenta, fue como si hubiesen anunciado pasta de dientes con sabor a MIERDA y nadie hubiera comentado nada de nada.

*Nuevo Colgate plus, ahora con más mierda y menos fluor*

El HORROR de los microcristales fue completamente ignorado por los compradores y Colgate no se arruinó. Y no solo eso, los microcristales llegaron para quedarse. Hoy en día ya se anuncian chicles con microcristales y jabón para lavadoras con microcristales. Pronto llegará el día en el que anuncien condones con microcristales y a todos nos parezca bien.

Y antes de que nos demos cuenta todo llevará microcristales, los microcristales son buenos, los microcristales son el último grito en reclamos publicitarios. En poco tiempo todo lo que no tenga microcristales estará out, demodé, fuera de onda. Todo tendrá que tener microcristales los chicles, los condones, los batidos de chocolate, los calcetines, el red bull hasta los cristales tendrán que tener microcristales y se formará un bucle infinito de catástrofe cuántica.

Desde el rincón del simiópata propongo una salida, una huida hacia delante para todos aquellos que no podáis soportar tanta estupidez: Pedid desde hoy microcristales en todas vuestras compras, en los restaurantes, en los bares, todo tiene que tener microcristales para vosotros. Que se note que estáis a la última, que sepan que sabéis cómo se mueve este cotarro, por donde van los tiros.

Haced de "Si no tiene microcristales no me lo llevo" vuestro nuevo lema consumista.

Seguidle la corriente al capital y adorad al microcristal.

Los tiempos en los que se anunciaba pasta de dientes al ritmo de ska son historia


miércoles, 18 de agosto de 2010

Die Übbernagel (III: El fin de un sueño)

Anteriormente...
Die Übbernagel
Die Übbernagel II

¡Traición!, ciencia y religión se han unido para acabar con la utopía de mi uña perfecta. Como os comenté la última vez algún Dios envidioso se había molestado al ver que estaba intentando mejorar su creación y mi übbernagel fue atacada por la enfermedad. Pero mi uña no se rindió, aguantó valientemente en mi dedo gordo del pie, resistiendo los envites de la ira divina. Sin embargo, LA SOCIEDAD, me presionó severamente para ir a un hospital, a la sociedad no le gusta que andes por sus calles con tus pies purulentos manchando sus baldosas de conformismo con tu revolucionaria infección.

Lo que nunca me imaginé fue que la ciencia, histórica enemiga de los Dioses, me traicionaría de una forma tan despiadada al solicitar su auxilio. La ciencia no curó mi uña, la mató, la arrancó de mi para siempre de forma salvaje y desgarradora. La ciencia como la religión también tiene envidia si intentas mejorar su creación sin pasar por los largos y aburridos pasos de la evolución.

No hay escapatoria, no hay futuro, no puedes confiar en nadie, estamos solos. Todo es mentira.

Adiós dulce príncipe.

viernes, 30 de julio de 2010

Gordos en la tele

Cualquier manual de televisión que se precie en su capítulo dedicado a la comedia destacará tres recursos humorísticos tan esenciales como atemporales:

-Las caídas/golpes.
-Los hombres vestidos de mujer.
-Y los gordos.

Las caídas/golpes no merecen mayor explicación, son graciosos per se. Existen programas dedicados íntegramente a ese subgénero cómico, caídas y golpes desnudos de cualquier artificio narrativo que desvirtúe su inherente comicidad. La delgada línea que separa el drama de la comedia en los vídeos de accidentes domésticos está en incluir efectos de sonido y risas enlatadas o no hacerlo, como bien nos explicó Pakitokrema.

Los hombres vestidos de mujer pueden parecerle un recurso zafio al público más exquisito -aunque consideren Con faldas y a lo loco la cima de la comedia cinematográfica-. Pero casi al igual que las caídas y los golpes hacen risa por si mismos. Que se lo pregunten a los Morancos.

Con los gordos sin embargo hay que tener cuidado. Mucho cuidado. Un gordo solamente es gracioso cuando es un simpático glotón, cuando es un personaje débil que no puede evitar atiborrarse de bollos. Un gordo en la tele tiene que aparecer comiendo de forma constante para que el espectador sepa por qué está gordo.

lost, chicken, hugo reyes, eating, comiendo, harley, simiopata, rincon
El espectador no puede pensar que el gordo está gordo porque esté enfermo o porque tenga el metabolismo mal. Esos gordos no son graciosos, dan pena. Para que el espectador empatice con el gordo tiene que sentirse superior a él pero sin sentirse culpable al hacerlo. Las debilidades del ser humano son graciosas, las enfermedades no. Bueno, las enfermedades SÍ que son graciosas, pero no para el público medio, aún.

randy, me llamo earl, my name is earl, eating, comiendo, sandwich, ethan suplee, rincon, simiopata
Si el actor que interpreta al gordo se ha comido ya toda la comida que había disponible para caracterizarlo adecuadamente -algo habitual pues el actor obviamente también estará gordo-, siempre se puede recurrir al recurso barato de incluir en los diálogos del gordo referencias al mucho hambre que tiene o escenas oníricas en las que sueñe con piscinas de queso fundido.


soprano, bobby baccalieri, comiendo, eating

viernes, 21 de noviembre de 2008

TEMAS POPULARES

El otro día en clase de guión un profesor me enseñó una valiosa lección sobre el humor: la repetición.

Según esa teoría ver cómo descuartizan a un niño judío durante el holocausto no es gracioso. Pero ver cómo descuartizan a 200 niños judíos durante el holocausto es gracioso.

A mí sinceramente, me hacen bastante risa las dos cosas, no soporto a la gente que tiene remilgos con el humor.
Y para demostrarlo ¡burlémonos de la pederastia sin motivo alguno!



"¡Cuac!"




"Hoy ha sido un día duro en la oficina pequeño Timmy..."





¿Soy el único al que le perturba esta portada de Dyango?