lunes, 21 de junio de 2010

Die Übbernagel (II)

En el anterior post os hablé de mi übbernagel, de su utópica rebelión y de su desafío a los Dioses. Os conté la odisea de una uña valiente que se negó a seguir creciendo consciente de la futilidad de su misión, una uña heróica que intentó imponerse a la fofa inercia del mundo deteniéndose para siempre, enhiesta en mi pie como una bandera por la libertad y la razón.

Desgraciadamente los Dioses no se toman bien los desafíos y mi übbernagel ha sido atacada por alguna de las siete plagas y aunque aún se mantiene pegada a mi carne, zozobra en un mar de ira divina y pus (en una proporción 30%-70%).

Mi intento por mejorar la obra de los Dioses no está quedando impune y puedo adivinar los oscuros designios de esas deidades sucias y envidiosas. Probablemente me haya convertido en un nuevo Prometeo y mi desafío al Olimpo sea castigado como lo fue en su día el robo del fuego y quizás ya esté condenado a que mi uña crezca cada mañana y sea devorada por el pus cada noche hasta el final de los tiempos.

1 comentario:

  1. "pus". qué palabra más inocente! para un extranjero. qué puede ser? suena muy amable, alegre, divertido y un poco cuco. "pus" - qué monada! hasta que lo busques en tu diccionario que inmediatamente está cubierto de vómito. traidora!

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