miércoles, 14 de abril de 2010

Boicot al neceser.

Advertencia acerca de chistes fáciles sobre mi higiene personal:
El boicot propuesto en esta entrada se refiere al neceser como recipiente no a sus contenidos habituales.

Odio los objetos inútiles, odio los bidés, odio las paletas-cuchillo para el pescado y odio los secadores de manos que lo único que consiguen es extender las gotas de agua hacia los antebrazos. Pero el otro día descubrí que entre nosotros hay un objeto increíblemente inútil que suele pasar desapercibido: el neceser.

El neceser es un objeto peculiar al que sólo recurrimos cuando vamos de viaje (recurrís porque yo ya reniego de su dictadura silenciosa) . Hacemos la maleta y metemos el neceser dentro de la maleta y dentro del neceser nuestras cosas para no oler. ¿A qué cojones estamos jugando? ¿A las matrioskas? ¿Qué nos impide meter las cosas para no oler directamente en la maleta?

Algún Johnny Sabemucho dirá que si metes el jabón dentro de la maleta sin más te arriesgas a que se abra y te pringue toda la ropa. Bien, tiene razón, en el hipotético caso de que tengas un neceser impermeable y no todos lo son. Pero bueno, pongamos que tienes un neceser impermeable cuya función básicamente es evitar que en el caso de que se te abra el jabón con el tracatrá-del-tren-produce-más-calor-con-su-dulce-vaivén se te pringuen los calzones de Pantene Pro-V, ¿Es que esa función no puede realizarla una PUTA BOLSA DE PLÁSTICO?

Una bolsa de plástico es impermeable, gratis y ocupa exactamente el mismo espacio que ocupa lo que metas en ella, ni un milímetro más ni uno menos. Y cualquiera que haya hecho un equipaje sabe que esos milímetros son muy importantes sobretodo en el viaje de vuelta en el que la ropa tiende a ocupar más volumen según la fórmula de Öphrum-Bogr sobre el volumen de los cuerpos durante los viajes:

Vf=Vo+(5Vo/100)*D

Donde Vo es el volumen inicial del equipaje en centímetros cúbicos, Vf el volumen final y D el número de días transcurridos desde la partida.

Boicot al neceser YA, acabemos con esos aterciopelados haraganes.

sábado, 27 de marzo de 2010

Trámites burocráticos y RPG's

Planteemos dos situaciones a y b de forma paralela

a) El ministerio de cultura te llama por teléfono y te dice que debes ir al ministerio de hacienda para poder optar a la subvención que solicitaste meses atrás porque debe de haber algún problema fiscal en tu expediente.

b) Ka'rnahg soberano del reino de los bosques del sur envía un mensajero a tu puerta para pedirte que vayas al palacio de su hermano y averigües por qué hace meses que no contesta a sus cartas.

a) Intentas ponerte en contacto con el ministerio de hacienda por teléfono para ver qué ocurre, nadie contesta, pierdes el saldo de tu móvil.

b) Intentas comprar avituallamiento para el largo viaje que hay hasta el palacio de Jugrr Kohn, hermano de Ka'rnahg, soberano del reino de los bosques del sur. El mercader te estafa y acabas con 20 monedas de oro menos y varios kilos de carne podrida más.

a) Vas al ministerio de hacienda. Después de visitar todas sus secciones y subsecciones, en las que nadie parece saber muy bien qué está haciendo allí y mucho menos qué hace la gente que está a su alrededor, descubres que en el 2008 deberías haber hecho la declaración de la renta. Como por supuesto tu domicilio fiscal no está en la ciudad en la que te encuentras no puedes hacer la declaración en ese momento. Preguntas si se puede hacer la declaración por internet y resulta que en hacienda, en el puto ministerio de hacienda de Madrid, en su sede central, no saben si se puede hacer la declaración por internet. Bravo.

b) Llegas al palacio de Jugrr Kohn y después de interrogar a varios de sus lacayos sin demasiado éxito consigues que su ayudante de cámara te cuente, por medio de un cuantioso soborno, que su amo partió hace semanas hacia el este. Tras un segundo soborno obtienes la carta que Jugrr Kohn dejó en su despedida: Un criptograma ininteligible.

a) Te enfrentas al programa Padre 2008. Rellenas aleatoriamente una serie interminable de inexplicables casillas que incluyen categorías profesionales como "Charlatán" o "Acróbata". Sorprendentemente, después de leer toda la lista de profesiones, charlatán es la que más se adecúa a tu profesión real. Tras una batalla informática de proporciones cibernéticas consigues que firefox acepte tu certificado electrónico y logras enviar tu declaración de la renta a hacienda.


b) Acudes al monasterio de Ho en las Montañas de la Desesperación, allí pides audiencia con el monje Kop, experto en lenguas muertas y criptología arcana. Te dice que él sabe cómo descifrar la carta de Jugrr Kohn pero te pide que a cambio le hagas un favor, a él y a todo el monasterio. Reclama tus servicios para acabar con la plaga de bestias del pantano que amenazan su territorio desde hace meses. Tras una batalla a espada de proporciones épicas consigues derrotar a las bestias del pantano y el monje Kop descifra la carta de Jugrr Kohn.

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Como creo que veis por dónde va el asunto interrumpiré el desarrollo de ambas historias a esta altura. ¿Por qué la historia a nos llena de aburrimiento y desesperación y mataríamos a nuestra familia con tal de librarnos de ella mientras que dejaríamos de comer para vivir las aventuras de la historia b cuando son prácticamente iguales? ¿Cuáles son las diferencias entre un trámite burocrático y una aventura de rol? Al fin y al cabo ambas consisten en llevar objetos de un sitio a otro, hablar con gente y llevar más cosas de un sitio a otro. ¿O no?

¿Cuáles son esas sutiles diferencias que constituyen esa GRAN diferencia? Analizemoslo.

1) Los nombres. No es lo mismo que te digan que tienes que ir a la ventanilla de certificados de la primera planta que si lo llaman Sima glacial de la desolación eterna.
Igualmente no es lo mismo que te pidan Un formulario 01 para obtener la licencia de tipo C que si te piden La espada flamígera matatrolls para poder entrar en la gruta del destino aciago.
Normalmente se subestima la importancia de un buen nombre.


También barajaron otras opciones como "Cubo de mierda" o "Vomitorium"

2) Los encuentros. De todos es sabido que la salsa de todo RPG son los encuentros. Esos imprevisibles enfrentamientos en lo más oscuro del bosque, esas discusiones acerca de quién se queda haciendo guardia, ese compañero que se duerme facilitando una emboscada de goblins que acaba llevando la aventura a lugares insospechados para desesperación del máster. Generalmente durante los trámites burocráticos no suceden esas cosas, las probabilidades de que el mendigo que te cruces por la calle sea THE KING IN DISGUISE!!! son considerablemente limitadas y darle una moneda al tullido de turno será tan inútil como un culo en el codo.

Los concursos de oposiciones son mucho más justos en el Talismán


3) La experiencia. Por muchas cosas inútiles que aprendas haciendo la declaración de la renta no te dan ningún papel que lo acredite. No te dan un certificado que diga "your fiscal level has now increased to 55". En los juegos de rol está es otra de las claves, la posibilidad de mejorar tu personaje por encima de cualquier nivel de utilidad. Lo mejoras solamente por mejorarlo, por ver cómo el número que representa tu experiencia sigue creciendo. Como cuando le dabas al 1+1 en la calculadora y luego le dabas a igual hasta el infinito para ver cómo se hacía más grande el número.

Aquí la administración tiene todo un filón a explotar. Imaginaos a la gente loca por conseguir certificado tras certificado, licencia tras licencia sólo para ver cómo sube su Citizen Level. Un Citizen Level que no serviría de nada absolutamente ¿pero si la gente juega al Aquarium del facebook por qué no iba a funcionar esto?

Desde El Rincón del Simiópata animamos a la administración pública a acometer una reforma en profundidad para amenizar de algún modo esos aburridos trámites. Sólo con incluir algunos elementos roleros la actual pesadilla burocrática puede llegar a convertirse en una aventura llena de emocióóóón-dónde hay-escondidó-un tesoro-en-él. Sólo con soltar a unos cuantos bandidos, ratas infectas y goblins por nuestras calles, con instaurar el Citizen Level y con cambiarle los nombres aburridos a los trámites por nombres llenos de fantástica idiotez conseguiremos amenizar EL HORROR.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Técnicas comerciales avanzadas.

Hace meses vino un comercial a casa con un maletín a promocionar una compañía de ADSL. Mientras intentábamos cerrarle la puerta en la cara el vendedor resentido por nuestra negativa utilizó la táctica comercial definitiva:

Sosteniendo su maletín en alto y dando palmadas en uno de sus costados como si su interior contuviera EL INTERNET entero dijo: Ustedes se lo pierden.

Esa frase resuena desde hace meses en mi cabeza como resonaba en la cabeza del protagonista de The Tell-Tale heart el latido del corazón de su víctima. ¿Qué maravillas cibernéticas me estaré perdiendo por haber rechazado los manjares telemáticos que me ofrecía ese extraño? ¿Qué nuevas cotas de ultravelocidad baudiana habré dejado de lado?. Aún escucho los ecos de las palmadas que significativamente dio contra su maletín, aún recuerdo su sonrisa, su sonrisa malévola pues él sabía perfectamente a la tortura a la que me estaba condenando.

Lo cierto es que inmediatamente después de cerrar la puerta aún con el "ustedes se lo pierden" en el aire tuve la tentación de ir tras él y aceptar su oferta incondicionalmente. Pero me pudo la razón.

Afortunadamente la razón ya no es un escollo para mí. Afortunadamente la razón ya no controla mis actos despóticamente como antaño. Afortunadamente ahora soy libre, libre para recorrer todas los departamentos comerciales de todas las compañías telefónicas del país en busca de ese comercial. En busca de ese maletín. Porque yo no quiero perdérmelo, sea lo que sea, no quiero perdérmelo.

¿Quieres perdértelo tú?

viernes, 26 de febrero de 2010

Cómo destruir el mundo con recursos limitados (3) Adamantium Power Destruction

De todos es sabido que comiendo con las manos la comida sabe mejor. Unos dicen que es porque al retrotraernos a un primitivismo primario nos ponemos en contacto directo con nuestro verdadero yo, nuestro yo salvaje al que hemos dado de lado entre tanta tecnología en forma de ipods, internetes y vaciadores de melones. Otros sostienen que es el sudor de nuestras manos lo que potencia el sabor de la comida ingerida a mano.

Sea como fuere, comer con las manos mola, ¿y según un silogismo básico qué molaría también? eso es, destruir el mundo con las manos. Nada de agujeros negros ni cambios de órbita; a puñetazos y cabezazos también podemos acabar con el mundo sintiendo como se desintegra la creación entre nuestros dedos y lo que es mejor, TOTALMENTE GRATIS.

Y esto no son deliciosas fantasías de borracho, es CIENCIA, y de la mejor que hay, de la que sale por la tele. Atentos al vídeo.




El mensaje está claro, si te provocas microfracturas de forma continuada a lo largo de todo el cuerpo durante años consigues un esqueleto indestructible, a lo Lobezno pero sin esas uñas tan out. La Ley de Wolff cae como una bendición sobre el maltratado universo de los supervillanos, amigos. Sólo con unos pocos años de insufribles tormentos conseguiréis ser completamente indestructibles. Y con completamente quiero decir parcialmente. Pero si todo va bien vuestros puños derribarán ciudades, vuestras piernas países y de certeros cabezazos acabaréis con civilizaciones enteras borradas de la faz de la tierra con vuestra fez de hierro.

Así que venga, a romperse huesos se ha dicho. Si funciona ya me llamáis y me pongo yo también si eso, que este finde ando liado.


sábado, 6 de febrero de 2010

Cómo destruir el mundo con recursos limitados (2) Black Hole Banana

Con la primera entrega de Cómo destruir el mundo con recursos limitados recibí numerosas quejas porque muchos considerabais que 742€ era un precio demasiado alto a pagar por destruir algo tan insignificante como el mundo.

Pues bien, nuevos hi-tech-experiments en la cocina de mi casa han dado con un método de destrucción aún más económico y BRUTAL: El Black Hole Banana©.

Ingredientes:
500 gramos de plátanos verdes. 0.90€.

Efectivamente, sólo con plátanos verdes podemos hacer temblar de miedo a la creación cual gelatina encima de una lavadora en un camión con la suspensión estropeada yendo de Valdibieso a Villahuerta sin coger la autovía.

Lo más curioso de este fenómeno fruticuántico es que en sus primeras fases ha sido observado por casi cualquier mindundi. ¿Quién no ha sido engañado alguna vez por los hábiles juegos de manos de un frutero y ha comprado plátanos demasiado verdes por equivocación? Nadie, -De hecho los fruteros terráqueos están considerados en el resto del universo como poderosos ilusionistas de vocación, afortunadamente, poco ambiciosa-. Hast
a ahora, los inocentes compradores llegaban a su casa y descubrían con desagrado la estafa frutal.

-¡Me los ha vuelto a vender verdes!- exclamaban, atónitos pues esta vez juraban y perjuraban haber estado mirando sin parpadear los hipnotizantes movimientos de las manos del dependiente.

A continuación los plátanos eran despositados en el frutero con la vaga e
speranza de que en algún momento llegasen a madurar. Meses después la fruta viajaba del frutero al cubo de la basura sin haber madurado en un proceso que muchos han comparado con la carrera profesional de Leticia Sabater. Sin embargo, pese a que no hubieran madurado, si que presentaban un cambio ligero pero de tremenda importancia en nuestro experimento: Su tamaño se había reducido, poco en varios meses, pero se había reducido.

¿Qué pasaría con esos plátanos al cabo de varios años? ¿Y de varias décadas? ¿Seguirían reduciéndose hasta desaparecer? ¿Y al desaparecer qué ocurriría? Exactamente lo que estáis pensando. Surgirán agujeros negros capaces de arrastrar al olvido primero ciudades, luego países, luego continentes, un poco más tarde planetas y finalmente tu cocina dejando tras de sí un vacío cósmico de nihilismo cuántico.

The Big Bangnana


Y ahora¡Oh astuto lector! te preguntarás ¿Cómo es que no se han generado ya agujeros negros por accidente en los vertederos municipales? Y la respuesta no podría ser más sencilla. Lo han hecho, ha ocurrido. Los encargados de la gestión de residuos llevan empleando los agujeros negros para deshacerse de la basura desde hace décadas. ¿O acaso pensáis que la basura se acumula en grandes montañas en el extrarradio de las ciudades hasta el infinito? No hombre, no.

sábado, 30 de enero de 2010

The Masters of the CTRL+uniVerse: Una epopeya laboral en los tiempos modernos

Es hora de que me confiese. Incumpliendo uno de mis principios vitales más esenciales he estado trabajando durante los últimos cuatro meses. Pero no os alarméis mis queridos lectores, lo he hecho por una buena causa, por la única causa que merece la pena trabajar, ¿El dinero? no, ¿Seguro dental-Lisa necesita un aparato? no, ¿conseguir una cesta de Navidad? no, bueno, sí, pero también y sobretodo por EL ABSURDO.
Y es que he estado empleado en uno de los trabajos más estúpidos y alienantes imaginables. Solamente superado, quizás, por los trabajos de feriante y granjero de avestruces. Yo he sido GRABADOR DE DATOS.

Así dicho no suena nada especial, hasta suena a un trabajo de un tecnofuturo no muy lejano. Pero en realidad consiste en copiar datos de una base de datos y pegarlos en otra base de datos, todo el rato, todo el día, ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v- ctrl+c-ctrl+v.
Cualquiera pensaría que este trabajo lo hacen ordenadores o robots, pero no. Lo hace gente. Después de unas semanas copiando y grabado datos entendí por qué: los robots que inicialmente habían sido diseñados para la grabación de datos se habían suicidado cómo única vía de escape al aburrimiento.


¡Necesito datos! ¡Necesito Datoooos!


Una vez pasada la inicial etapa de estupor que supone llegar a comprender que te van a pagar dinero de verdad por hacer una imbecilidad de ese calibre empiezas a hacerte preguntas, preguntas peligrosas. Mi trabajo consistía en pasar datos de una base de datos A a una base de datos B. Duda número 1, ¿por qué la empresa no utiliza directamente la base de datos A y se deja de mierdas de gastarse miles de euros cambiando los datos de sitio?. Duda número 2, surgida a partir de que nos instalaran un programa que contenía la base de datos A y que hacía más rápido copiar y pegar los datos a la B, si han sido capaces de pasar los datos de A al programa intermedio de forma automática ¿Por qué no los pasan también a B automáticamente?

Tras una investigación laboriosa y fundamentalmente ficticia he llegado a tres posibles respuestas a estos interrogantes:

a) Respuesta basada en que aún perdura en nosotros algo de ese pensamiento infantil que te hace creer que tus padres, y por extensión, todos los adultos son una especie de semidioses de inteligencia infinita capaces de arreglar todo y te niegas a creer que en realidad el mundo adulto se rige por el azar y la más profunda de las estupideces. De modo que no hay respuesta a las dudas de ahí arriba más allá de que todo el mundo es imbécil.

b) Por algún enrevesado e incomprensible birlibirloque fiscal suponíamos una ventaja financiera a la empresa que nos contrataba, así que se habían inventado un trabajo irreal y nos tenían pasando datos de mentira de un sitio a otro. Esta teoría cobra fuerza si nos atenemos a los nombres sospechosamente falsos de algunas de las personas cuyos datos grabábamos.

c) En realidad formábamos parte de un experimento psicológico en torno a los límites de la cordura humana. O, lo que viene siendo lo mismo, una apuesta entre dos sórdidos psicólogos acerca de cuándo y cuál de los trabajadores se volvia loco primero. Al mes y pico de trabajar allí copiaba y grababa datos escuchando la banda sonora de Conan a todo trapo en mi mp3. Espero que alguien se haya hecho rico a mi costa.



¡POR CROM!

Más aventuras laborales en próximas entregas

sábado, 9 de enero de 2010

Cómo destruir el mundo con recursos limitados (1) Rotación Cuscusiana Mortal

CRISIS, CRISIS, ¡CRISIS! es la palabra de moda. Los publicistas han encontrado un filón inagotable para mantener aletargada su peligrosa creatividad, los políticos tienen un nuevo tema del que fingir que dicen algo sin decir nada y los Reyes Magos una excusa más para no traerme los Hipopótamos Tragabolas. [INSERTAR BROMA SOBRE ZOOFILIA AQUÍ].

Todos son alegres autocompadeciéndose de forma cínica. ¿Todos?, no, ¿Es que nadie piensa en los genios del mal?. Destruir el universo no es fácil y mucho menos barato, amigos. Claro, antes si eras el Sith preferido del Emperador podías tener la suerte de que te comprara una Estrella de la Muerte capaz de destruir planetas enteros con solo apretar un botón. Pero esos tiempos de opulencia y despilfarro han llegado a su fin y hoy en día Darth Vader tendría que conformarse con un tirachinas de la muerte o con un palo afilado, también de la muerte.

Por eso, como ferviente defensor de la destrucción del universo cómo única vía razonable para acabar de una vez por todas con los Hombres G, me vi en la obligación de embarcarme durante los pasados meses una investigación científica destinada a encontrar métodos económicos que ayuden a futuros Evil Lords a trazar planes eficientes de desintegración interplanetaria. Desde aquí pido perdón a mis lectores por mi dilatada ausencia en la red pero espero comprendan que en este caso el fin justifica los medios. Ya sabéis, el fin, en plan el final de todo, a lo APOCALIPSIS.

Sin más dilación procedo a enumerar los gastos necesarios para llevar a cabo el plan de destrucción bautizado como Rotación Cuscusiana Mortal©.

200 kilos de cuscús ----- Precio 292.40€
200 litros de agua ----- Precio 0€
Envío internacional de paquete de 100 kg ----- 200€
Viaje al lugar más próximo del Ecuador (Gabón, desde España) ---- 250€

Precio Total 742.40€

"¿Sólo con cuscús y agua se puede destruir el mundo?" preguntará el pequeño aprendiz de genio del mal. Sí, solo con eso y con una fuente de calor. "¿Cómo es posible?" seguirán exclamando los poco avezados bisoños de la abyección. Muy fácil, la idea surgio cuando por enésima vez al ir a preparar cuscús para comer me excedí añadiendo la, a la postre, apocalíptica sémola del averno y acabé llenando sin quererlo varios tuppers con ella.

Cansado de que me pasara siempre lo mismo decidí investigar el caso. Estas pesquisas fueron llevando luz, poco a poco, al curioso fenómeno. Resulta que el cuscús posee un curioso mecanismo de defensa natural que le hace automultiplicarse en función del número de veces que la persona que lo está preparando lo haya hecho previamente en su vida. La explicación que le doy a este inusual ejemplo de autodefensa vegetal puede resumirse en la siguiente frase: "Si tu enemigo es más poderoso que tú, automultiplícate. Si lo sigue siendo, automultiplícate más rápido".
La función de automultiplicación se comporta de manera exponencial de forma que al cabo de unos meses preparando cuscús una persona adulta puede llegar a alimentarse durante un año entero con los resultados de hervir un sólo grano. Aquí saltarán los hippies, los amigos de la tierra defensores de las causas perdidas y los fans de U2 diciendo que lo que he encontrado es la cura para el hambre en el mundo. Poco os importará el hambre cuando la Tierra se estrelle contra el sol abrasador y se os derritan hasta los premolares.

Y es que no es la capacidad alimenticia del cuscús lo importante, lo importante es su incremento en masa y tamaño tras la ebullición. Un incremento capaz de desviar el eje de rotación de cualquier planeta embarcándole en un azaroso viaje de escachifollo a través del cosmos con final de trayecto en El Sol.

Según mis últimos cálculos de optimización de hecatombes el desarrollo ideal de este plan es el siguiente.

1) Cocer grano a grano los 100 primeros kilos de cuscús para cebar la función exponencial del mecanismo de autodefensa del cuscús.

2) Viajar a cualquier punto del Ecuador, punto de máxima debilidad del eje de rotación terrestre.

3) Enviar los 100 kilos de cuscús restantes a ese punto del Ecuador.

4) Hervir esos 100 kilos de cuscús.

5) Ponerse unas buenas gafas de sol y loción solar mientras se espera el sonido de los relinchos de los caballos de los cuatro Jinetes del Apocalipsis.


¿Quien sufre ahora, mamones?