jueves, 10 de marzo de 2011

Mantén tu puesto de trabajo


Estoy a punto de batir mi récord absoluto de permanencia en un mismo empleo así que ya estoy en la posición de dar consejos sobre el tema, de acogeros bajo mi brazo y empezar a divagar en vuestras narices como si me hubiera llegado la senectud, váis a oler mi aliento a zarzaparrilla hasta que tengáis náuseas. Dejad que sea vuestro mentor laboral por un día joder, hacedme caso, que hoy os traigo material del bueno.

¿Cuál es la manera más segura de mantener un puesto laboral? ¿Hacer bien el trabajo? Sí claro, pero eso es trampa. Es como un chiste de vómitos o de amputaciones: aunque sea malísimo te ríes. Eso es jugar sucio, ir por el camino fácil, es muy comercial joder, no me seáis mierdas, no vendáis vuestros culos al mainstream. Hacer bien tu trabajo no tiene ningún mérito. La verdadera aventura comienza cuando intentas mantener tu puesto de trabajo haciéndolo mal. ¿Cómo? preguntarán miles de lectores ávidos de superar su propio récord en el buscaminas una y otra vez desde sus oficinas hasta el fin de los días.

Es más fácil de lo que parece. Pensadlo. Para que os despidan algún encargado de personal o similar tiene que comunicaros la noticia y es bastante fácil saber quién es el responsable de esas labores en cada empresa. Acojonad a ese medianía, que os tenga miedo desde el primer día, que piense que sois peligrosos, que sois capaces de echarle abajo la barraca a la mínima. Pero sin pasaros, no puede tener pruebas contra vosotros. Murmurad a su paso amenazas inconexas, haced comentarios ambiguos sobre sus hijos, dadle la mano con fuerza todas las mañanas mirándole fíjamente a los ojos. Tenéis que hacerle pensar que si os despide, a la mañana siguiente pasarán cosas, cosas con machetes y fuego, mucho fuego, FUEGO A TOPE*.

Pero cuidado, sólo lo tiene que saber él, sólo tiene que tener miedo él, si varias personas se juntan y se posicionan en vuestra contra podrían envalentonarse y despediros descubriendo toda vuestra farsa. Tenéis que aislarle en su pánico, convertirle en ese primer testigo de las películas de terror, ese pobre diablo que ha contemplado el horror y al que nadie cree.

Sentid su miedo, regodearos en su pánico mientras pasáis las horas muertas en la oficina mirando al techo, cumpliendo el sueño americano, haciendo girar la rueda del capital, prosperando.

*En un momento de El Cuervo, dos malvados punks gritan por la calle '¡Fuego a tope! ¡Fuego a Tope!' en lo que la crítica cinematográfica ha considerado universalmente como la mejor y más sutil caracterización de un antagonista.

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